sábado, 28 de septiembre de 2013

Blindness

Todo lo que le fascinaba y le amedrentaba en Juana era exactamente la libertad en que vivía, amando repentinamente ciertas cosas y mostrándose ciega para otras, sin usarlas siquiera. 

Él la quería, no para hacer su vida con ella, sino para que ella le permitiese vivir. Vivir sobre sí mismo, sobre su pasado, sobre las pequeñas vilezas que había cometido cobardemente y a las que cobardemente continuaba unido. Octavio pensaba que al lado de Juana podría continuar pecando.


¿Por qué rechazar los acontecimientos? Tener mucho al mismo tiempo, sentir de varias maneras, reconocer la vida en diversas fuentes... ¿Quién le puede impedir a alguien vivir ampliamente?


"Cerca del corazón salvaje", Clarice Lispector.


[Photo: Maria McGinley Flickr]

martes, 24 de septiembre de 2013

- Carta de Elizabeth Smart a George Barker, el poeta camaleón. - 

                          
                    "George amantísimo, 


Creo que ya no quiero acostarme en tu cama abarrotada, para sostener combates de sexo terapéutico. Precisamente porque te deseo, no le veo la gracia a un amor verdadero desigual. Es desde la pena, y no desde el odio desde donde te digo: ya no te quiero porque sencillamente no puedo soportarlo. No es sólo por los cuernos. Es por la soledad, las semanas y meses de abandono, desconectada de ti por completo, recibiendo quizás una postal donde dices follamos mientras tomas aire para seguir follándote a otra. Hubiera sido mejor de haber estado casada antes de conocerte, pues entonces me habrías colmado unos meses de atenciones, todas las que aparentemente puede llegar a necesitar una mujer, y entonces podría yo haber vuelto a alguien que posiblemente, hubiera cuidado de mí. Porque tú no quieres responsabilidades ni del amor siquiera, y con esta 
responsabilidad no hablo ni de culpabilidad ni de dinero.



Soy consciente de que si te hubieras preocupado por mí lo más mínimo, jamás me hubieras dejado a solas con tanto dolor, sino que hubieras buscado otra forma de hacer lo que debías. Este es el fondo y lo último y el fin de mi miseria y mi degradación y si te digo adiós ahora seré capaz de no amargarme porque aún te estoy agradecida por tus últimos instantes de franqueza.

Queridísimo George, no voy a perder la fe en el amor verdadero o si prefieres amor romántico—existe, yo lo sé. Nunca he vuelto a querer a nadie después de ti. Es posible llegar a descansar en alguien—pero tú evidentemente aún no te has saciado de placer y de poder. Quizás es que yo tengo ahora gustos más adultos. He echado mi polvo, pero he perdido mi Amor. Mi útero no me destruirá, pero mi corazón seguro que sí. Adiós. 

Elizabeth".



[Photo: Mizzy* Flickr]
[Carta, a través de Book Cake]