La esperanza tan dulce, tan pulida, tan triste, la promesa tan leve, no me sirve; no me sirve tan mansa esperanza, la rabia tan sumisa, tan débil, tan humilde el furor, tan prudente, no me sirve; no me sirve tan sabia tanta rabia, el grito tan exacto si el tiempo lo permite, alarido tan pulcro, no me sirve; no me sirve tan bueno tanto trueno, el coraje tan dócil, la bravura, tan chirle, la intrepidez tan lenta, no me sirve; no me sirve tan fría la osadía.
Sí me sirve la vida, que es vida hasta morirse, el corazón alerta; sí me sirve, me sirve cuando avanza la confianza, me sirve tu mirada que es generosa y firme, y tu silencio franco; sí me sirve, me sirve la medida de tu vida, me sirve tu futuro que es un presente libre y tu lucha de siempre; sí me sirve, me sirve tu batalla sin medalla, me sirve la modestia de tu orgullo posible y tu mano segura; sí me sirve, me sirve tu sendero, compañero.
-Mario Benedetti-
[Photo: Paul Grand Flickr]