Ser joven es hacerse viejo más despacio.
Ser joven es ver reinar el fuego
y esperar la madrugada camuflado de alegría.
Ser joven es perder cuanto labramos,
hundirse, estar salvado... Es un tanteo atroz
huyendo, huyendo siempre,
traficando con quincalla en los tejados,
resumiendo en el amor nuestra agonía.
El mágico desorden de existir
se cuenta más en nombres que en el ábaco en suspenso
de los siglos.
Apúrala con calma, con hambre, enajenado,
distante a la idiotez, altivo si es preciso,
abraza la penumbra, no huyas la tristeza,
sé fiel a la lujuria, no temas la renuncia.
Apúrala en silencio,
jamás con abandono.
Que nunca sea el recuerdo de un nunca pudo ser.
- Los desencantos,